En el mundo del automóvil son habituales desde hace mucho tiempo los modelos de superlujo, probablemente porque también son reconocidas como tales más marcas exclusivas. En el de la moto resultaban más infrecuentes hasta hace poco menos de una década, cuando han comenzado a llegar modelos hiperexclusivos, destinados a un público de altísimo poder adquisitivo y coleccionistas.