TEST Triumph Speed 400

Triumph da un paso audaz en 2024, y se une a las filas de todos esos fabricantes que ya desarrollan y comercializan motos específicamente pensadas para el mercado del A2. Concebida y diseñada en Hinckley, esta Speed 400 se ha desarrollado con la misma atención al detalle que los modelos más célebres de la casa.

Esta modern-classic, se identifica al momento como un Triumph gracias a su silueta atemporal, su faro redondo, el característico depósito de combustible esculpido y al perfil clásico de su motor, con su inconfundible culata con aletas y las tradicionales abrazaderas de los colectores de escape.

El motor que la impulsa es el completamente nuevo TR-Series. Su nombre rinde homenaje al histórico linaje “Trophy” de Triumph, cuyas raíces se remontan a las motos mono-cilíndricas de carreras de principios del siglo XX y, en particular, a la mítica prueba de los Six Day Trial.

Se trata pues de un motor mono-cilíndrico de 398 cc. Sus aspectos técnicos más destacados incluyen una culata de cuatro válvulas y un cigüeñal perfectamente equilibrado para optimizar la inercia y facilitar la conducción a baja velocidad. Así, en su hoja de especificaciones podemos leer que entrega 40 caballos a 8.000 vueltas y un par máximo de 37.5 Newtons metro a 6.500.

Con 40 Caballos no es la más potente de su categoría, la mayoría llevan su motor al límite de los 48 Caballos admitidos en su homologación para el A2. Eso si, el cambio de 6 velocidades tiene una relaciones bastante cortas y el peso de la moto, con el deposito de 13 litros lleno, es de tan sólo 170 kilos. Veremos que dan de si sobre la carretera. Pensad que son casi 45 kilos menos de moto que una Speed Twin limitada.

Además también contamos con la tecnología para ayudar a extraer lo máximo, y de la mejor manera, a este propulsor. Y contamos con una gestión del motor Bosch con acelerador ride-by-wire que proporciona una respuesta del acelerador lineal e intuitiva con una entrega muy lineal y por tanto predecible para mejorar el agrado de conducción, la seguridad y el control.

Como no puede ser de otra manera en un modelo de nuevo desarrollo el chasis también es eso, nuevo. Se trata de una estructura híbrida de doble viga/perimetral construida en acero a la que se atornilla el subchasis trasero.

A el se monta una una horquilla invertida de pistón grande con barras de 43 milímetros y 140 mm de recorrido. Detrás encontramos un monoamortiguador con depósito externo ajustable en precarga.

En cuanto al equipo de frenos, firmado por ByBre, la marca ha recurrido a un disco simple de 300 mm delante mordido por una pinza de anclaje radial y cuatro pistones y un disco trasero de 230 mm y pinza flotante.

Si nos subimos a su asiento, que esta a tan sólo 790 mm del suelo, comprobamos que con 1,70 llegamos perfectamente al suelo, estrchita y ligera como es todo el mundo encontrará la confianza suficiente pata moverla en parado.

A sus mandos nos encontramos con una postura de conducción cómoda y neutra. Una posición natural nada forzada. Cuenta con un gran velocímetro analógico y una pantalla LCD integrada que incluye un tacómetro digital, la autonomía restante de combustible y un destacado indicador de marcha engranada, claramente visible en todas las condiciones de iluminación.

A todas estas funcionalidad se accede a través de un intuitivo botón de desplazamiento montado en la piña izquierda. Una toma de carga USB-C convenientemente situada permite cargar sobre la marcha dispositivos montados en el manillar, como smartphones y sistemas de navegación.

El precio a pagar para llevarla a tu parking pues … desde 5.395 euros. Desde, porque como siempre Triumph tiene más de más de 20 accesorios originales que le puedes montar para personalizarla y alguna chuche siempre le cae.

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