Yamaha Nmax 125: el gran pilar

El año pasado Yamaha vendió en todo el mundo la friolera de 395.400 unidades de su Nmax 125, de las cuales 17.551 en Europa siendo España -con un 29%- su principal cliente en el Viejo Continente.

Pero es que en el 2023 vendió 505.760 y el anterior 462.600… y así podríamos seguir hasta unas cifras mareantes que concluyen finalmente en una: el Nmax 125 representa nada más y nada menos que el 83% de todas las ventas scooter de la marca de los diapasones.

Supongo que no hace falta decir, por lo tanto, que la marca cuida a su criatura con el mimo que requiere el ser el gran pilar de su catálogo scooter. Y ese cuidado ha llevado hasta la capital catalana a la prensa de medio mundo ya que fue en Barcelona donde tuvo lugar la presentación de la cuarta generación del modelo… o tercera si entendemos la que todavía está en las tiendas como un restyling y no una renovación.

Un proto-híbrido

Sea como sea, la nueva Nmax que llegará a los concesionarios ya en enero 2025 -habrá que esperar hasta mayo para la versión Tech- sí representa un punto de inflexión hacia una nueva tecnología… quizás todavía embrionaria en este modelo pero que no tengo duda que culminará más pronto que tarde en una Nmax híbrida. Y digo esto porque el principal atractivo en el motor de este scooter es la incorporación de un pequeño motor eléctrico que se alimenta de la misma batería que el de gasolina y apoya a éste en arrancadas y recuperaciones. Yamaha no presenta en absoluto este sistema como híbrido o semi-híbrido por razones de homologación pero tampoco oculta que los tiros van a ir por ahí en una próxima generación.
El propulsor principal -conviene recordarlo- es un 4T Euro 5 +, refrigerado por líquido con tecnología Blue Core y sistema start-stop.

En cualquier caso conviene señalar que, en la práctica, la acción del motor eléctrico no se hace notar tanto en añadir potencia o velocidad como en el ahorro de combustible. Porque estamos hablando de que el Nmax gracias a este sistema y la mejora de la tecnología VVA de apertura inteligente de válvulas puede recorrer -según los ingenieros de la marca- casi 300 kilómetros con un depósito lleno y un consumo de 2.2 litros a los 100.
Durante la jornada de prueba superamos holgadamente esta distancia tanto por ciudad como por carretera y al devolver el scooter al garaje solamente había bajado una raya en el indicador de nivel de combustible por lo que dicha cifra parece factible… y meritoria dada la talla XL de quien estaba al manillar.

Un Nmax más Xmax…

Además de la importante novedad del motor eléctrico de apoyo, la otra gran renovación del scooter pasa por su estética, volumen y ergonomía. En general el Nmax se ve más grandote respecto a los anteriores. Sus líneas son ahora más afiladas y angulosas -de hecho lo son cada vez más versión tras versión- y el Nmax ’25 está en una clara transición hacia acabar adoptando un aire de familia más parecido a sus hermanos de la saga X. Tanto la parte delantera como trasera han recibido nuevos y más potentes grupos ópticos, el asiento es más ergonómico aunque también algo más alto y bajo él se esconde un hueco bastante amplio en el que cabe holgadamente un casco integral -siempre que no sea deportivo y tenga aletas- que completan dos guanteras, una abierta y otra cerrada.

El cuadro de instrumentos es un LCD algo espartano pero es que Yamaha defiende que en cuestión de funcionalidad diaria menos es más y si alguien desea un TFT a todo color, mirroring y navegación GPS ya dispone del acabado Tech Max que lo incluye. Y conviene recordar que Yamaha dispone de un amplísimo catálogo de accesorios y recambios para personalizarlo a gusto y comodidad.

Bestia de ciudad

Pero vayamos a lo que interesa, su comportamiento dinámico y realmente podría resumirse en una frase: el arma perfecta para moverse por el centro de la ciudad.
Pero como supongo que se espera algo más concreto añadiré que en el pecado tiene la Nmax la penitencia: fuera de este entorno se defiende con dignidad pero ya no destaca como otras de su segmento.
Es ligera y ágil, cambia de dirección con un parpadeo y saliendo sobre todo de regímenes medios recupera muy bien cuando se necesita ese achuchón para ponerse delante del autobús o dejar más distancia con el taxi.
Yamaha ha diseñado este scooter para que sea ahorrador, ratonero y escurridizo en tráfico denso… y eso es exactamente lo que es: perfecto para enfrentarse a un atasco de hora punta y tu mejor amigo en tu vida de urbanita.

Si buscas otra cosa, por ejemplo una esporádica salida de extrarradio, ya es otra cosa. A ver… la Nmax es tan buena que te acompañará dándolo todo pero dejando muy claro que aquello no es lo suyo y que si querías un modelo más sport quizás te hubiera convenido más su primo hermano el Xmax.

Tanto en un entorno como en el otro el motor -que tiene 12 CV de potencia- se mueve muy bien en la zona media del cuentavueltas aunque pide a gritos un par de caballitos más cuando se llega a la zona alta. Eso sí, incluso exigida en carretera y fuera de su hábitat natural, su parte ciclo sigue siendo una delicia. La suspensión es sorprendentemente dura y pese a que el ocasional conductor era peso pesado en ningún momento hizo tope o aparecieron flaneos. También la frenada se mostró más que suficiente incluso entrando en viraje, además de que la presencia de ABS y TCS transmitía mucha tranquilidad.

En resumen y a la espera de una prueba más a fondo la conclusión es muy clara: el nuevo Nmax 125 Estándar es un extraordinario scooter para atreverse con el tráfico urbano denso. De los mejores, me atrevería a añadir, en este cometido. Su consumo es ridículo, la calidad general de acabados muy alta -aunque algo espartano de equipamiento frente a otros competidores mucho mejor armados en este punto- y tan ágil y ligero que si parpadeas se mueve.
En contrapartida le falta algo de potencia y aplomo para salir de la ciudad aunque el concepto del modelo es tan equilibrado que se defenderá con dignidad si le obligas a ello. Yamaha Motor España aún no ha comunicado el precio pero sí ha adelantado que no cambiara mucho respecto al actual y rondará los 3.500 euros.

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