En el recientemente celebrado III Congreso Iberoamericano del Motociclista y con la Administración presente y representada por el máximo responsable del Servei Catalá del Transit, se ha debatido y mucho sobre el uso legal en la capital catalana del carril-bus.
Un debate que -aventuro- quedará en nada… exactamente igual que el que mantuvieron al respecto de la moto en su momento los alcaldables de Barcelona… aunque no por ello hay que dejar de intentarlo.
Es difícil entender el empecinamiento del Consistorio en negar una realidad que ya lo es en media docena de las ciudades más importantes de Europa… incluidas algunas de las españolas.
En ninguno de estos casos el uso compartido del carril-bus -por supuesto siempre bien regulado y controlado- ha supuesto más que beneficios. En primer lugar porque separa a coches de motos, lo cual es clave en materia de seguridad y en segundo lugar porque no entorpece la marcha de los autobuses y taxis ya que la moto rueda más deprisa y con más agilidad que ellos.
Detrás de la insistente negativa se esconde, por tanto, algo mucho más ruin: el miedo del Ayuntamiento -lamentablemente y desde hace unos años totalmente ideologizado- a enfrentarse con el poderoso colectivo taxista y con los “ecoprogres” que siguen empeñados en ver a cualquier vehículo privado como un arma del capitalismo y sólo admiten como racional el uso de la bicicleta.
Bicicletas, por cierto, a las que sí se permite circular por la carril-bus aunque haciéndolo retrasen notablemente la marcha de buses y taxis y jueguen con la integridad física de los ciclistas. Claro que eso es lo de menos ¿verdad?
Lo importante es vender que se es ecosostenible a cualquier precio -incluso por encima de la comodidad de los ciudadanos- y sobre todo fastidiar a los motoristas. Que esto de ser antimoto siempre da votos entre las viejecitas…
Quiero pensar que algún día, como dijo el expresidente Adolfo Suarez por otras razones que no vienen al caso, alguien tendrá el valor de elevar a categoría de legal lo que ya es normal en la sociedad.
