Las motos custom vivieron una explosión de popularidad a principios de este siglo XXI. Barcelona organizaba los “Harley Days” y se convertía en la capital mundial del género y prácticamente todas las marcas importantes tenías un par o más de modelos en sus catálogos.
Eran motos bonitas, cómodas, personalizables, que no hacían apología de la velocidad y servían para socializar y casi de repente, tal como vinieron, las custom desaparecieron.
Poco a poco van llegando modelos que anuncian un nuevo resurgir de la categoría y resulta comprensible en la medida que son propuestas polivalentes perfectas tanto para la ciudad como para la carretera, que gustan tanto a usuarios masculinos como femeninos y con motores tranquilos y elásticos que gastan como un mechero.
Además no pasan de moda, su vida comercial es mucho más larga que la de modelos sujetos prácticamente a cambios cada dos años y se cotizan mejor en el mercado de usadas. ¡Ah… y se pueden conducir con el carnet A2!